La silla de Don Lorenzo
Trabajé en Bimbo® por 40 años, los cuales disfruté enormemente. Mi historia comenzó el 11 de Junio de 1964, cuando fui a ver al señor Jaime Sendra en Bimbo® Santa María para aplicar para un trabajo. Me aceptaron como trabajador a tiempo parcial, y mi primera tarea fue pegar unas etiquetas en cada uno de los paquetes de Panquecitos. Recuerdo que ese año y el próximo fueron difíciles para Bimbo® por la competencia con Wonder. Habían rumores que Wonder quería comprar a Bimbo® y que habían llegado a ofrecerle a Don Lorenzo un cheque en blanco para que escribiera la cantidad que quisiera por la empresa, pero el consideraba a Bimbo® como un hijo y uno no vende a sus hijos. Quien hubiera sabido en ese momento que años después, Bimbo® compraría a Wonder. Estuve afortunado, así como mis compañeros que eran maestros de producción, de asistir a un curso cultural intensivo para maestros en el Instituto Crisol. Mientras estudiábamos en bachillerato, no teníamos que ir a trabajar; solo asistíamos a las clases.
Una vez acabamos nuestros estudios, organizamos una comisión para agradecer a Don Lorenzo en persona. Nos anunciaron y su asistente nos llevó a su oficina donde lo esperamos mientras terminaba lo que hacía. Para hacer nuestra visita más placentera, me senté en la silla de Don Lorenzo detrás de su escritorio, sintiéndome grande e importante. Justo entonces, me sorprendió cuando entró. Me puse rojo con vergüenza y le dije que solo quería saber lo que se sentía estar en esa silla. El entendió y me dio una palmada en la espalda. A Don Lorenzo siempre le ha interesado la familia, razón por la cual fomentaba nuestros almuerzos anuales y trataba estar presente y dirigirse a nosotros con palabras de aliento. Estos detalles, su apoyo, y las experiencias con el nos había llevado a amar a Bimbo® y nos hizo sentir el liderazgo de Don Lorenzo Servitje. Aunque han pasado muchos años, él sigue reuniendo a todos sus asociados a fin de año, confirmando que en efecto somos una familia. Muchas gracias Don Lorenzo, y gracias a Bimbo®.